El Ambientalista, Número 1: Una defensa científica del medio ambiente y la salud

Por JOSEPH ALLEN, ARI BERNSTEIN y TRACEY J. WOODRUFF

28 DE FEBRERO DE 2017

“Nuestra crisis actual debe ser considerada como el momento propicio para tomar una decisión. Y cualquier elección errónea de la parte que habremos de desempeñar merecerá calificarse, conforme a este punto de vista, de calamidad para todo el género humano.” -Alexander Hamilton, “El Federalista, Número 1” (1787)

El Presidente Trump y su gobierno han, sin lugar a dudas, señalado un cambio significativo en el enfoque de nuestro país con respecto al medio ambiente, un cambio que subestima el riesgo del cambio climático y amenaza con desmantelar las garantías ambientales de nuestro país. En respuesta, todos debemos considerar las consecuencias de alterar las protecciones ambientales, largamente arraigadas y de amplio respaldo público, ahora vigentes en los Estados Unidos de América. Se trata de un tema importante: el resultado de los cambios que realice el gobierno afectarán la salud de millones de personas en los Estados Unidos y de miles de millones en todo el mundo.

La salud del medio ambiente determina la salud humana. El hacinamiento y la miseria de las ciudades medievales, por ejemplo, incitaron la Peste Negra,  que cobró la vida de aproximadamente el 60 por ciento de las personas que vivían en Europa. La Gran Niebla de Londres, en la década de 1950, mató a miles de personas en apenas un período de cinco días. Sin ir más lejos, el envenenamiento de los niños con plomo representa la epidemia más duradera en los Estados Unidos. El plomo presente en la gasolina y la pintura ha dañado el cerebro de millones de niños desde la década de 1920. Afortunadamente, las prohibiciones del plomo en la gasolina y la pintura han disminuido drásticamente los efectos nocivos, aunque todavía queda mucho por hacer, como nos recuerda la crisis del agua de Flint.

Desde el origen del movimiento ambientalista moderno en la década de 1960, la salud humana ha cosechado beneficios significativos a partir de medidas que previenen la exposición a contaminantes del aire exterior e interior. La creación de la Agencia de Protección Ambiental, en 1970, la aprobación de leyes federales como la Ley del Aire Limpio, de 1963, y la Ley del Agua Limpia, de 1972, así como miles de otros pasos dados desde entonces, han salvado millones de vidas y mejorado o prolongado otros tantos millones más.

Las medidas que protegen el medio ambiente, y por lo tanto nuestra salud, nunca son perfectas. Siempre habrá quienes piensen que esas medidas han llegado demasiado lejos y quienes opinen que no han avanzado lo suficiente. Reconocemos que la problemática ambiental puede desencadenar debates polémicos. Los debates polémicos constituyen un sello distintivo de nuestra democracia. Debemos, sin embargo, mantener la guardia en contra de quienes, en busca de beneficios económicos, crean la impresión de incertidumbre valiéndose de dudas fabricadas. Las conversaciones sobre el medio ambiente deben continuar, pero deben hacerlo sobre la base de hechos científicos si hemos de promover las garantías que aseguran las protecciones fundamentales para el medio ambiente.

Todos nos encontramos ante una decisión que tomar. Los próximos años representan un punto de inflexión para el medio ambiente y para nuestra salud. Podemos mantenernos al margen complacientemente mientras los logros de los últimos 50 años en materia de salud ambiental son atacados y se estancan, o sufren una suerte aun peor. O podemos luchar por la necesaria protección del medio ambiente. Lo que hagamos ahora determinará nuestra salud colectiva por generaciones.

Siguiendo el espíritu de El Federalista, una serie de artículos escritos por Alexander Hamilton, James Madison y John Jay para promover la ratificación de la Constitución de los Estados Unidos, proponemos unaconversación nacional sobre los vínculos que existen entre la salud ambiental y la salud humana. Con este fin, hemos comenzado a invitar a científicos prominentes en el área de la salud ambiental a contribuir artículos sobre distintos temas dentro de este campo. Exigiremos que los autores escriban artículos que tengan base en los hechos, que eviten la jerga técnica y que le hablen al estadounidense promedio. Presentaremos los artículos en distintos medios en todo el país y los compilaremos en un sitio web central,  EnvironmentalistPapers.org.

La serie apuntará a demostrar que la salud humana se encuentra inextricablemente ligada al medio ambiente que habitamos. Defenderá enérgicamente las estrategias diseñadas para proteger el medio ambiente y nuestra salud. Asimismo, sostendrá que, si bien se ha logrado mucho, los beneficios alcanzados en los últimos 50 años pueden desmantelarse y revertirse con mayor rapidez de lo que podría imaginarse y con consecuencias devastadoras.

Los lazos que unen al medio ambiente con la salud humana trascienden los límites políticos y geográficos. Creemos que todos los estadounidenses deberían participar de forma activa en las decisiones inminentes que se tomarán con respecto al medio ambiente y esperamos que la información que ofrezca esta serie proporcione una base para la toma de decisiones.

El futuro del medio ambiente, y de nuestra salud, depende de las decisiones que nuestros funcionarios electos están por tomar. Es nuestra obligación de ciudadanos asegurar que se oigan nuestras voces para que esas decisiones reflejen la voluntad del pueblo. La frase que usó Alexander Hamilton en El Federalista, Número 1 es tan apropiada ahora como lo era entonces: “Poneros en guardia contra toda tentativa, venga de donde viniere, encaminada a influir sobre vuestra decisión en un asunto de máxima importancia para nuestro bienestar colectivo, mediante otras impresiones que las que deriven de la demostración de la verdad.”

 

El doctor en ciencias Joseph G. Allen, es profesor adjunto de ciencias de evaluación de la exposición de la Facultad T.H. Chan de Salud Pública de Harvard. El doctor Ari Bernstein, es pediatra en el Hospital de Niños de Boston y director adjunto del Centro para la Salud y el Medio Ambiente Mundial de Harvard. La doctora Tracey J. Woodruff es profesora de obstetricia, ginecología y ciencias de la reproducción en la Universidad de California en San Francisco (UCSF), directora del Programa de Salud Reproductiva y Medio Ambiente de UCSF y editora adjunta de la publicación “Perspectivas de salud ambiental” (Environmental Health Perspectives).

 

Spanish translation by Julieta Pisani McCarthy, M.A.